Por Luel
Para ser sincera desde que leí la
sinopsis me imaginé que no sería la mejor película romántica que hubiese visto,
sin embargo, por algunos detalles que resaltaban decidí darle una oportunidad.
Terrible decisión.
La historia comienza en Japón donde
una joven pareja comprendida por un fotógrafo –bastante superficial y tan sin
importancia en la historia que ni recuerdo el nombre de su personaje– y su esposa
Charlotte –una joven vacía, sin propósito alguno en la vida más que el de seguir
fielmente y hasta el cansancio los pasos de su “amado” esposo sin hacer nada
por si misma– residen durante unos días
en un hotel por motivos laborales –obviamente del esposo–. Al mismo tiempo en
dicho hotel se hospeda Harris, un viejo actor –con su carrera yendo al declive
por lo visto, aprovechando la fama que alguna vez en su época de juventud le
dio frutos– que se encuentra lejos de casa y de su también “amada” esposa y
familia.
En este punto se pueden imaginar lo
que va a suceder durante los 100 minutos restantes, y lo resumiré así: podemos
ver cientos de escenas –muy bellas, por cierto– de paisajes de Japón, la ciudad,
sus costumbres, sus habitantes y demás; podemos ver a Charlotte haciendo nada
aquí y haya, preguntándose si en verdad ama a su esposo como si de una
adolescente se tratara; podemos ver a Harris avergonzándose en las sesiones de
fotos publicitarias de una bebida alcohólica y en un programa japonés en el que
entiende absolutamente nada; y podemos ver tres segundos al esposo de Charlotte
muy feliz de la vida tomando fotos y hablando japonés. Cabe recalcar que todo
ocurre en un lapso de tiempo muy amplio, lo cual hace de esta película un
completo fastidio.
Nos expresan muy claramente,
quizás demasiado claro, las dificultades y barreras que tienen los personajes
de Harris y Charlotte al desconocer las costumbres y el idioma de aquella
ciudad. También nos muestran que lo que estos dos personajes sienten por sus
parejas es nada, ya que con una gran facilidad se olvidan de ellas juntos, perdiéndose
en la ciudad como un par de jóvenes
enamorados de manita sudada ya que ni escenas de sexo hubo. Una lástima. De
amor tampoco podemos hablar ya que el concepto que se maneja en la película
podría reducirse a lo que un pre-adolescente siente por su noviecita de la secundaria:
“para pasar el rato”, y esto es con ambas relaciones, tanto las originales como
el pequeño engaño/romance.
Lo único bueno que posee la
película es la imagen impecable, las grandiosas escenas en las que puedes
admirar una cultura que no cualquiera conoce, la selección musical y a la
hermosa de Scarlett Johansson, que para decepción de muchos, no pierde ni una
sola prenda de vestir.
Fácilmente podemos concluir que el
presupuesto se gastó en llevar a todo el elenco y producción a Japón, comprar
los derechos de las canciones y Scarlett Johansson, olvidándose por completo de
los guionistas y escritores.
2 MOJONES [*]